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Un nuevo estudio confirma las advertencias de SATSE sobre el deterioro de la salud mental adolescente

El Sindicato de Enfermería demanda recursos y una enfermera escolar en cada centro educativo ante el creciente malestar emocional entre los jóvenes.

El Ministerio de Sanidad, en colaboración con la OMS y la Universidad de Sevilla,  ha publicado el Estudio HBSC (Health Behaviour in School-aged Children) 2022, que de nuevo pone de manifiesto una realidad preocupante: el alarmante aumento del malestar emocional entre los adolescentes españoles.

Este estudio, que analiza el bienestar de más de 33.000 estudiantes entre los once y los dieciocho  años, corrobora las reiteradas advertencias del Sindicato de Enfermería sobre el progresivo deterioro de la salud emocional de los jóvenes y la imperiosa necesidad de una intervención integral en el ámbito escolar.  

SATSE lleva años denunciando cómo la falta de enfermeras en los centros escolares dificulta la atención individualizada y la detección temprana de problemas de salud, entre ellos también de salud mental.

El ascenso del malestar emocional en las aulas

Los datos del Estudio HBSC 2022 revelan un incremento sustancial del malestar psicosomático entre los adolescentes, elevándose del 27,8% en 2018 al 38,5% en 2022. Este malestar, caracterizado por la presencia de síntomas como dolores de cabeza, problemas de sueño e irritabilidad, afecta de manera desproporcionada a las chicas, con una prevalencia del 51,2% frente al 25,2% en los chicos. La situación se agrava con la edad, alcanzando un pico del 60,3% en las chicas de 17-18 años.  

El Sindicato de Enfermería enfatiza que estas cifras representan el sufrimiento real de los jóvenes y urge en la necesidad de tomar de decisiones y actuar por parte de las administraciones. La inacción ante estos problemas en el entorno escolar, donde los niños, niñas y adolescentes pasan la mayor parte de su tiempo, tiene consecuencias devastadoras en su desarrollo y bienestar a largo plazo.

Una problemática de la que SATSE y ANPE ya alertaron el pasado año con su estudio “Diagnóstico de la salud mental en las aulas”, en el que se realizaron encuestas a un total de 6.221 profesores, madres y padres y enfermeras escolares en todo el Estado para analizar los problemas de salud mental que sufren el alumnado y el personal docente en nuestro país.

Entre las conclusiones de este estudio destacaba que el 93,3% de los profesores encuestados aseguraba que había un incremento de los problemas de salud mental entre su alumnado.

Además, el 86,1% de las enfermeras escolares consultadas aseguraban tener algún alumno o alumna con diagnóstico relacionado con la salud mental y el 50,79% de las familias afirmaba conocer a algún estudiante con este tipo de problemas.

Ante esta situación, la mayoría del profesorado y las familias consideraban necesario contar con una enfermera escolar en los centros educativos.

Un enfoque multidimensional

El nuevo estudio presentado por el Ministerio de Sanidad ofrece una perspectiva amplia de la salud adolescente, examinando diversos factores que están relacionados con el bienestar emocional y exigen una atención coordinada y en la que la enfermera escolar podría ser el elemento de enlace y referencia.

  • Hábitos alimentarios. El estudio muestra que solo el 54,8% de los adolescentes desayuna a diario entre semana, cifra que disminuye al 47% en el grupo de 17-18 años. El consumo de fruta y verdura es insuficiente, mientras que el 10,5% consume refrescos azucarados diariamente.
  • Imagen corporal. El estudio revela que, a pesar de que el sobrepeso afecta más a los chicos, son las chicas quienes muestran una mayor preocupación por el control del peso y la imagen corporal.
  • Actividad física y descanso. El estudio señala que solo una minoría de los adolescentes cumple con las recomendaciones de la OMS sobre actividad física diaria, y que las horas de sueño adecuadas disminuyen con la edad.
  • Consumo de sustancias y conductas de riesgo. El estudio destaca que el 49,6% de los adolescentes no consume alcohol actualmente aunque a los 17-18 años, el 17% declara un consumo semanal y el 31% ha experimentado episodios de embriaguez en el último mes. Además,  el 13,3% de los adolescentes de 17-18 años fuma cigarrillos diariamente y el 12,1% de la población general entre los once y los dieciocho años ha usado cigarrillos electrónicos en el último mes.

    En el ámbito sexual, el 34,8% de los adolescentes de 15 a 18 años ha mantenido relaciones coitales, siendo sólo el 65,5% quienes utilizaron preservativo en su última relación sexual.

  • Uso de tecnologías. El estudio incorpora un análisis sobre el uso intensivo y problemático de los medios de comunicación electrónicos, que afecta a un 32,4% y un 9,3% de los adolescentes, respectivamente. 

La enfermera escolar: una respuesta esencial

Ante la gravedad de la situación, SATSE defiende la implementación de la enfermería escolar como un recurso indispensable en los centros educativos. La presencia de enfermeras en las escuelas permitiría:

  • Detección precoz y atención integral. Las enfermeras están capacitadas para identificar tempranamente los problemas de salud mental y otros problemas de salud, brindando una atención integral y coordinando la derivación a los servicios especializados cuando sea necesario.
  • Promoción de la salud y prevención. Las enfermeras pueden desarrollar e implementar programas de educación para la salud que aborden de manera efectiva todos los aspectos mencionados en el estudio, desde la alimentación y la actividad física hasta la prevención del consumo de sustancias y el uso responsable de la tecnología.
  • Apoyo a la comunidad educativa. Las enfermeras pueden colaborar estrechamente con el profesorado, las familias y otros profesionales del centro educativo para crear un entorno escolar seguro, saludable y de apoyo para todos los estudiantes.

SATSE lamenta profundamente que, a pesar de la solidez de las evidencias y la viabilidad de las propuestas, las administraciones públicas continúen ignorando el valioso potencial de la enfermería escolar para salvaguardar la salud y el bienestar de los adolescentes e insta a las administraciones públicas, centros educativos, familias y al conjunto de la sociedad a asumir un compromiso firme con la salud mental de los adolescentes.