La situación es alarmante. En los últimos 10 años, los intentos de suicidio en los menores se han multiplicado casi por 26, y la ansiedad, depresión y los tratornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se han cuatriplicado desde 2019.

Estos datos no sólo evidencian que la salud mental se ha convertido en uno de los retos más importantes de nuestra sociedad, sino que, además, confirman una necesidad reclamada por toda la comunidad educativa: es indispensable la presencia de una enfermera escolar en cada centro educativo.

La enfermera escolar realiza medidas de prevención y de promoción de la salud; conoce a la perfección los sistemas de salud, y puede coordinar todos los recursos disponibles en el medio educativo y en el propio sistema sanitario para brindar la atención y cuidados que necesitan los alumnos durante la jornada escolar.

Su visión integral también puede ayudar a reducir el estigma asociado a las enfermedades mentales, que es precisamente uno de los principales obstáculos que afrontan los jóvenes. Este estigma conduce, a menudo, a la exclusión y la discriminación social, y crea una carga más para la persona afectada.