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Entrevista con Pedro Luis Pancorbo Hidalgo, director del Departamento de Enfermería de la Universidad de Jaén

Pedro Luis Pancorbo Hidalgo, director de Departamento de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén, afirma que la investigación enfermera tiene que estar dirigida a generar nuevo conocimiento que permita solucionar problemas y que no debe ser un fin en sí misma, sino una vía de avance en el conocimiento de nuestra disciplina.

En la actualidad está dirigiendo una tesis a Inmaculada Sánchez García sobre el modelo de Práctica Basada en Evidencia. ¿Cómo podríamos definir la Práctica Basada en Evidencia?

En primer lugar es importante tener en cuenta un problema con el nombre que se ha dado a este modelo de práctica, ya que puede generar confusión. El concepto original surgió en los años 90, en el ámbito de la medicina, denominado Evidence-based Medicine, y se tradujo como Medicina basada en la Evidencia. A partir de aquí se ha extendido a otras profesiones de salud, y finalmente se acuñó el concepto de Práctica clínica basada en evidencia. Esto tiene un problema en nuestra opinión, ya que se  debería hablar de “Evidencias” en plural, no en singular, ya que el término “evidencia”, en nuestro idioma, tiene un significado de algo indudable (según el diccionario de la Real Academia “certeza clara, manifiesta y tan perceptible, que nadie puede dudar racionalmente de ella”), lo cual no se ajusta al concepto original de “evidencias o pruebas”, en el sentido de datos que ayudan a formar una conclusión o establecer un juicio, pero que pueden ser cambiantes. Por tanto, no puede hablarse de un único tipo de Evidencia, sino que hay diversos tipos de evidencias, y además todos deben valorarse con sentido crítico, y pueden evolucionar y cambiar en el tiempo con el avance del conocimiento. Posiblemente una de las mejores definiciones de este concepto, aplicado al campo de conocimientos de la Enfermería, es la propuesta por el Instituto Joanna Briggs, que considera a la Práctica clínica basada en las evidencias, como la mezcla del juicio clínico y la experiencia experta de los profesionales con las mejores evidencias científicas disponibles (investigación) para producir la clase de práctica clínica que es más probable que conduzca a un resultado positivo en un paciente o cliente. Esto implica utilizar resultados de investigación, experiencia de los profesionales, preferencias y valores de los pacientes, y considerar el contexto y los recursos disponibles.

¿Cuál es el objetivo de la investigación que están llevando a cabo?

El proyecto de investigación que desarrolla Inmaculada Sánchez García, para su tesis doctoral, se denomina “Práctica clínica basada en evidencias: la percepción de los profesionales de Enfermería de centros sanitarios de la provincia de Jaén y desarrollo de un modelo teórico explicativo” y está dirigido por la profesora Dra. Isabel Mª López Medina y por mi mismo, Pedro L Pancorbo.

Los objetivos que se pretenden alcanzar en esta investigación incluyen: a) Explorar las creencias,  actitudes y experiencias de los profesionales de enfermería en relación al concepto de Práctica  Clínica basada en evidencias (PCBE)  y sobre el proceso de implementación de los resultados de investigación en su práctica clínica; b) Elaborar un modelo teórico explicativo de este fenómeno; y c) Identificar las barreras percibidas por las enfermeras de distintos ámbitos profesionales y competencias laborales, para la aplicación de los hallazgos de investigación en su práctica habitual.  Se trata, en definitiva, de dar voz a los y las profesionales de enfermería que trabajan en los centros sanitarios, para ver como entiende este modelo, si lo consideran positivo y los problemas y dificultades que pueden encontrar en aplicarlo a los cuidados.  Aunque el proyecto inicial se centraba en la provincia de Jaén, en el curso de la investigación hemos ampliado el area de cobertura, y se ha contactado con enfermeras a nivel nacional.

Me ha comentado que este trabajo forma parte de una línea de investigación más amplia ¿Podría hablarme de ella?

Efectivamente, en nuestro departamento de Enfermería de la Universidad de Jaén  tenemos un grupo de investigación denominado “Enfermería”, con el código  CTS-464 en el Plan Andaluz de investigación, desarrollo e innovación, una de cuyas líneas de investigación prioritarias es la utilización de la investigación y las evidencias científicas en la práctica de Enfermería. En esta línea estamos trabajando 6 investigadores, vinculados a la propia universidad o a centros sanitarios de la provincia, como el Complejo Hospitalario de Jaén o la Agencia Sanitaria Hospital Alto Guadalquivir. En la actualidad estamos llevando a cabo un proyecto de investigación de 3 años de duración,  que cuenta con financiación del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Sanidad y Consumo,  que trata sobre la influencia del modelo organizativo de hospitales sobre la implementación por profesionales de Enfermería de la práctica clínica basada en evidencias (Proyecto MOHEBE). Relacionadas con esta línea se están desarrollando 4 tesis doctorales, la ya mencionada de Inmaculada Sánchez, y otras 3 más. Por tanto, es una línea con bastante actividad.

En ocasiones parece que investigación y práctica clínica diaria van por caminos diferentes ¿Lo cree así?

Esto se percibe así con mucha frecuencia, y puede haber un cierto desencuentro entre los profesionales clínicos y los académicos e investigadores. En una ciencia aplicada como es la Enfermería, la investigación debería estar basada en los problemas que se generan en la práctica y dirigida a generar nuevo conocimiento que permita solucionar estos problemas. En última instancia la investigación en cuidados debe traducirse en una mejor atención a las personas y una mayor calidad de la práctica profesional. Creemos que es importante hacer esto visible, tanto para los profesionales que trabajan en la asistencia, como para la sociedad en general. La investigación no debe ser un fin en si misma, sino una vía de avance en el conocimiento de nuestra disciplina. Por esto, en nuestro grupo de investigación fomentamos la participación en los proyectos de profesionales del ámbito asistencial junto con los que estamos en la universidad.

Estamos acostumbrados a ver cómo los profesionales de enfermería trabajan con protocolos, emplean técnicas diversas, etc., pero muchas veces desconocen cual es la base científica sobre la que se sustenta ¿Esta percepción es real? ¿Cómo se podría cambiar esta dinámica?

El modelo de Práctica clínica basada en evidencias se sustenta en generar instrumentos que guíen y ayuden a los profesionales sanitarios en su práctica. Entre estos instrumentos tenemos los protocolos y las guías de práctica clínica, que es un concepto más amplio. Habría que diferenciar entre la elaboración de estos instrumentos y su uso en la práctica. El desarrollo de guías de practica clínica, y los protocolos que se puedan derivar de ella, precisan de una actividad investigadora y un conocimiento de las evidencias en que se sustenta (fundamentos científicos). El uso de las recomendaciones de una guía o el seguimiento del protocolo no precisa que los profesionales clínicos que los utilizan conozcan profundamente sus bases científicas, aunque las tienen disponibles por si quieren consultarlas. Una guía de práctica clínica bien elaborada permite a los profesionales confiar en sus recomendaciones sin necesidad de conocer toda la investigación que hay detrás, aunque siempre con un cierto sentido crítico para adaptarse a cada situación. Lo que si consideramos importante es que los profesionales clínicos se impliquen en el desarrollo en estas guías de práctica para aportar una visión cercana a la realidad diaria, así como su experiencia.

Una de las quejas de los profesionales de enfermería es que no saben investigar y algunos ni siquiera saben cómo formarse. ¿Investigamos poco o simplemente es que no sabemos hacerlo?

La investigación en salud, igual que en cualquier otro campo de conocimiento, requiere un aprendizaje para adquirir determinadas competencias y habilidades. Hasta hace unos años estas competencias no se adquirían en los estudios de Diplomatura o solo se alcazaba un nivel muy básico. Esta capacidad se consigue mediante programas formativos adecuados ofertados por las universidades, las instituciones sanitarias y por sociedades científicas y profesionales. En los últimos años tenemos a nuestra disposición una amplia oferta de cursos sobre metodologías de investigación, que van desde cursos de corta duración hasta estudios de máster oficial. Por tanto, cualquier profesional de enfermería que quiera formarse en este campo va a poder hacerlo. Si bien es cierto, que esto supone un notable esfuerzo personal, tanto de tiempo como económico, que no es completamente reconocido por las organizaciones. Si nos preguntamos si todos los profesiones de enfermería (igual los profesionales de otras disciplinas de salud) tienen que saber investigar y tienen que investigar, mi respuesta sería que no. Como disciplina de conocimiento práctico y aplicado, la mayor parte de los profesionales deben enfocarse en prestar cuidados. Ahora bien, los programas formativos básicos (ahora llamados Grados) deberían garantizar a todos los titulados la capacidad de entender, usar y aplicar la investigación a la práctica clínica, es decir el uso de nuevo conocimiento.  Además es necesario que exista un grupo de profesionales que generen nuevo conocimiento, mediante investigación, para que avance la disciplina.  En nuestro país este grupo de enfermeras/os que investigan es cada vez más numeroso; y con datos de producción científica recogida en repertorios nacionales e internacionales, no creo que se pueda decir que se investiga poco. Un reciente Editorial firmado por nuestro compañero del grupo, Francisco P. García-Fernández y publicado en Enfermería Clínica, se hace esa pregunta “La Investigación en Enfermería: ¿una realidad invisible?” y su respuesta es: “¿Investigar? ¿Las enfermeras? Sí. Mucho y bien. Con impacto para la práctica, aunque algunos no quieran ver esta realidad objetiva,”

Somos pioneros en práctica clínica. Nuestros enfermeros tienen una formación exquisita pero no publicamos ni investigamos formalmente. ¿Nos hemos equivocado de modelo formativo y lo hemos orientado en exceso a la práctica?

El modelo formativo de la diplomatura en Enfermería, que se ha seguido en las Escuelas Universitarias hasta hace unos años, ha conseguido una buena formación teórica y práctica, y ha formado a muchas generaciones de enfermeras/os bien preparadas. Sin embargo, una de sus carencias era el escaso papel de la investigación en los planes de estudios, establecido bajo el supuesto de que los profesionales de Enfermería no necesitaban investigar, que existía en los órganos de gestión y dirección de muchas universidades. Esto ha dado lugar a una formación basada en la tradición y en la autoridad, con el principio de que el profesor es el “experto” y si dice que algo es así no se discute, y con muy poca capacidad crítica para los estudiantes.

El Grado ha significado un avance importante para los estudios de Enfermería ¿A partir de ahora será más fácil ver enfermeros investigando?

Los nuevos planes de estudios del grado han permitido revisar diversos aspectos del curriculum formativo, y se han introducido nuevas competencias relacionadas con el manejo de fuentes de información, con el uso de resultados de investigación y con la difusión de estos resultados. Aunque todavía es pronto para hacer una evaluación del impacto del Grado en el número de profesionales de enfermería que desarrollan investigación, es previsible que en los próximos años veamos un efecto positivo. Por otra parte, la puesta en marcha de másteres oficiales en muchas universidades, es lo que está teniendo un mayor impacto en la formación en investigación de los profesionales de enfermería, tanto en cantidad como en calidad.

Un problema añadido a la investigación es la falta de publicaciones que unido al escaso manejo del inglés hace que la investigación que se desarrolla muchas veces sea desconocida en el resto del mundo. ¿Cuál sería el modelo idóneo?

Las dificultades de uso del idioma inglés es un problema general en la sociedad española, debido a una formación no adecuada. Para Enfermería esto supone un problema, al igual que para otras disciplinas, debido a que introduce barreras lingüísticas para acceder a gran parte del conocimiento existente sobre salud. Si bien la cantidad de conocimiento difundido en idioma castellano ha aumentado notablemente en las últimas décadas, aún siguen siendo mayor el que se difunde en inglés. La tendencia de las enfermeras españolas de publicar sus investigaciones preferentemente en revistas en español ha reducido bastante la visibilidad de estos estudio a nivel mundial, aunque creo que la situación está cambiando; primero, porque el español está cada vez mas extendido en otros países no hispanohablantes y hay un creciente interés por el mismo; y en segundo  lugar, por la incorporación de publicaciones españolas e iberoamericanas a fuentes de información y repertorios internacionales, que permiten el acceso más fácil a estos estudios.  En este sentido, creo que ya no es cierto que una revista publicada en inglés sea internacional y una publicada en español sea nacional, y que se deberían usar otros criterios para establecer esta clasificación, como la presencia en estos repertorios internacionales y en directorios de publicados de libre acceso (open Access), me pregunto si una revista escrita en español puede ser consultada desde cualquier país del mundo y hay datos que lo demuestran, ¿no deberían ser considerada internacional?.

¿Le gustaría añadir algo más?

Desde nuestro grupo de investigación no gustaría agradecer a Mundo Sanitario la oportunidad por difundir parte del trabajo que hacemos, así como felicitarles por su contribución a expandir la imagen social de los profesionales de enfermería hacia nuevos roles.