¿Conoces las universidades de mayores?
Cerca de 60.000 personas asisten en España a la Universidad de Mayores. Una iniciativa formativa que comenzó en la década de los 90 y que ha ido aumentado su importancia y repercusión con el paso de los años. En la actualidad, la mayoría de universidades españolas, públicas y privadas, cuentan con cursos dirigidos a personas con edades de más de 50 años.
Además de lo que supone la adquisición y actualización de conocimientos, los programas universitarios para mayores buscan también luchar contra la exclusión social de este colectivo y, en consecuencia, la integración del mismo por medio de la cultura y la formación superior. A ello se suma la importancia de la convivencia intergeneracional que se crea en el entorno de los programas y el enriquecimiento y satisfacción personal que ello supone.
El aumento de la expectativa de vida a edades cada vez más mayores y los procesos de reconversión en el mundo laboral son los principales factores que han propiciado que en nuestro país un cada vez mayor número de personas quieran dedicar parte de su tiempo libre en formarse en los programas universitarios de mayores.
En sus comienzos, los programas universitarios para mayores dieron respuesta a una demanda social de personas que no habían podido ir a la universidad y que, por primera vez, accedían a la misma buscando conocimiento. Al mismo tiempo, cubría también necesidades formativas de nivel superior, así como culturales y de desarrollo personal.
Actualmente, el perfil de las personas que acceden a estos programas ha cambiado bastante. Es mucho más heterogéneo y el porcentaje de hombres y mujeres que asisten a ellos se está igualando, aunque en un 60 por ciento siguen siendo mujeres las que acuden a estos programas.
Asimismo, el alumnado cada vez está más preparado y un alto porcentaje del mismo que se incorpora en estos últimos años ya posee estudios previos de grado medio o superior. También las edades del alumnado se están diversificando y, aunque sigue siendo mayoritario el alumnado que está en la franja de edad de 65 a 75 años, se advierte un incremento destacable del alumnado de 50 a 60 años que se va incorporando, así como la permanencia del colectivo de alumnos de 80 años y más que cada vez es más numeroso.
Muchos de sus alumnos se redescubren a sí mismos, con nuevas facetas y potencialidades que desconocían tener, ya que los programas universitarios fomentan por vía del conocimiento y estudio en desarrollo de destrezas y habilidades, dormidas o aprendidas en esta nueva etapa. El impacto social y, sobre todo, en la salud y calidad de vida de estos mayores, repercute, además, en todo su entorno social.
Otro elemento positivo es que muchas de estas personas han reorientado su vida, después de incorporarse a un programa universitario para mayores y se han involucrado activamente en proyectos comunitarios, lo que ha permitido el fortalecimiento de acciones sociales, aumentando significativamente la participación colectiva, la integración social y también el voluntariado.