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Brotes COVID-19 y su control en las universidades

Diferentes estudios concluyen que las universidades suponen un riesgo real de desarrollar una incidencia importante del COVID-19 aunque apuntan que el control en los centros es eficaz

Los posibles brotes de COVID-19 en las universidades y su manera de controlarlos por parte de los responsables de estas instituciones han sido ya objeto de análisis en diferentes estudios realizados por expertos dada su importancia para el funcionamiento de estos centros formativos.

Uno de ellos ha sido el realizado por el Departamento de Ingeniería de Stanford que concluye que las universidades suponen un riesgo real de desarrollar una incidencia importante del COVID-19. En concreto, un total de 14 de las 30 universidades estudiadas mostraron un pico de casos en de las dos primeras semanas de clase.

En estas universidades, según la investigación, seis mantenían docencia principalmente en línea, seis con modelos mixtos (presenciales y a distancia) y dos con clases presenciales. La incidencia máxima (el doble que la media nacional) se registró en las universidades estudiadas en el primer trimestre, cuando, por el contrario, en el mismo periodo se había registrado una menor tasa media de contagios en el país.

Según los expertos del estudio, estos brotes son eventos locales independientes impulsados por la reapertura del campus y la vuelta de los estudiantes. “Nuestros resultados confirman el temor de que las universidades podrían convertirse en los nuevos puntos calientes de transmisión de la COVID-19, pero, al mismo tiempo, los administradores universitarios deben ser alabados por sus respuestas rápidas para manejar con éxito los brotes locales”, señalan.

En este sentido, la mayoría de los campus universitarios, según el mismo informe, responde con éxito a los brotes y reducen sus números de reproducción rápidamente, muy por debajo de uno, en dos o tres semanas, por ejemplo, al pasar temporalmente a la formación en línea.

Otro estudio de la Universidad de Harvard tampoco descarta que las facultades puedan convertirse en focos de contagio aunque, al igual que el estudio de Standford, mantiene que el control de la pandemia en las universidades es eficaz, fácil y con un coste asumible.

La máxima eficacia de las medidas de prevención, según este estudio, se alcanzaría si a las estrategias mencionadas se sumara la realización de test cada dos semanas entre los estudiantes, aunque éstos no presenten síntomas.

Alumna universidad