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Exámenes vigilados por las nuevas tecnologías. ¿Solución o problema?

El uso de las tecnologías de vigilancia automática (TVA) para las pruebas 'on line' conlleva problemas técnicos, jurídicos y éticos.

Las consecuencias de la pandemia del COVID-19 para la salud y seguridad de las personas ha afectado a todos los ámbitos de nuestra sociedad, incluido el universitario. Realizar o no los exámenes on line, en lugar de manera presencial, ha centrado el debate en las últimas semanas con posturas a favor y en contra dentro del colectivo de responsables universitarios y de los estudiantes.

Por encima de este debate se encuentra otro que es si, en la actualidad, las nuevas tecnologías garantizan o no la necesaria y suficiente vigilancia en el caso de los exámenes no presenciales. La pregunta es si ¿son una solución las tecnologías de vigilancia automática (TVA)?, y las respuestas aportadas por expertos en la materia señalan que hay evidencias crecientes de que que conllevan problemas técnicos, jurídicos y éticos.

Por ello, la Unión Europea está estudiando una moratoria a todos los usos del reconocimiento facial en dominios sensibles, incluyendo vigilancia, policía, educación y empleo. Bastantes ciudades de Estados Unidos, entre ellas San Francisco, Berkeley y Oakland, han legislado ya prohibiciones para evitar que instituciones gubernamentales hagan uso de ello, y empresas como IBM, Amazon o Microsoft están abandonando sus planes en estas tecnologías.

Algunos problemas son que el empleo de TVA puede suponer una violación de los principios de necesidad y proporcionalidad, además del derecho a la privacidad, al no ser posible garantizar que no pueda ser vigilado en otros momentos. A día de hoy, estas tecnologías son aún imprecisas y pueden producir discriminaciones y vulneraciones del principio de igualdad al haber personas con poca formación informática, con problemas de conexión o con dispositivos obsoletos, por ejemplo

Por último, las TVA no pueden garantizar la autoría ni la ausencia de utilización de medios fraudulentos en la realización de las pruebas online. Nada impide, por ejemplo, que alguien tenga más de un teclado y monitor conectados a su ordenador, o que acceda mediante un sistema operativo virtual.

En conclusión, a la hora de plantearse posibles soluciones no presenciales para la realización de los exámenes, cualquier institución educativa debe regirse por el principio de precaución, según concluyen los expertos.

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