Perspectiva

Cada verano, la misma película

Exigimos una planificación realista y transparente para acabar con la falta de sustituciones y el cierre de camas en verano.

No hay excepciones. Cada verano todas las administraciones sanitarias cierran camas hospitalarias, unidades y servicios, también en el ámbito de Atención Primaria, bajo una premisa equivocada, una reducción drástica de la demanda asistencial.

Esa es la excusa, que lleva también a la no sustitución del total del personal, no llegando en muchos casos ni al 50% de cobertura. Y nada más lejos de la realidad, porque, todos lo sabemos, lamentablemente la enfermedad no desaparece en verano.  

Prueba de ello, es que este verano se volverán a repetir las mismas situaciones que se derivan de esta política encubierta de recorte: colapsos en las urgencias, aumento de listas de espera al reducirse la actividad, altas precoces en pacientes, derivaciones innecesarias y, por supuesto, duplicar la sobrecarga asistencial, deterioro de la salud mental y física de los profesionales, mayores riesgos en la seguridad del paciente y una menor conciliación y mayor desmotivación de quienes mantienen el Sistema Nacional de Salud (SNS). 

Supuesto ahorro

Estamos hablando de una decisión política y presupuestaria, que prioriza el “supuesto ahorro” sobre la salud, que abandona a muchas personas, entre ellas, a aquellas con patologías crónicas, mayores, personas con dependencia y en situación de vulnerabilidad.

Un ahorro que, lejos de ser tal, supone a la larga un mayor gasto, además de un coste humano máximo, que se repite año a año porque en verano no hay coste electoral asociado.

Una realidad que desde SATSE no dejamos de pelear porque constituye un claro riesgo para pacientes y profesionales, que se traduce en reingresos hospitalarios por altas prematuras, en errores asistenciales, colapsos y futuros costes por externalizaciones a centros privados. 

Porque no estamos solo hablando de recursos infrautilizados, que también, sino de personas que necesitan una atención sanitaria que se posterga y profesionales ya agotados, para los que el verano es un suma y sigue, sin descanso. 

Desconfianza

La calidad asistencial no puede depender del calendario. El derecho a la salud debe garantizarse los 365 días del año. Los cierres generan una desconfianza ciudadana que aumenta la frustración y debilita el vínculo con el sistema público de salud.

Además, reducir la capacidad y operatividad de la sanidad pública nos deja desprotegidos frente a cualquier repunte inesperado, porque la sanidad no se improvisa, si las camas están cerradas y el personal no está contratado, no se puede reaccionar. 

Los recortes que vivimos en verano anulan también la posibilidad de aprovechar el periodo estival para reducir las listas de espera de unas administraciones sanitarias que ya se han acostumbrado a contar los pacientes que tienen en casa en espera y angustiados.

Punta del iceberg

Desde SATSE lo decimos claro: la falta de cobertura en verano no es una excepción, es la punta del iceberg de un modelo que se sostiene gracias al sobreesfuerzo continuo del personal sanitario. 

En España la carencia de enfermeras se cifra en 100.000, según el propio Ministerio de Sanidad.

En lugar de planificar adecuadamente los recursos humanos, situaciones como las que vivimos en verano cronifican la precariedad, la temporalidad y sobrecarga a quienes siguen en sus puestos en verano, siendo nuevamente castigados.

Abandono

Un hecho, ya conocido por los profesionales y que, en muchos casos, lleva a abandonar el mercado laboral en esta época, algo que tampoco escapa a los recién graduados. 

Desde SATSE exigimos una planificación realista, basada en datos asistenciales, y también una planificación transparente con participación de los profesionales y sus representantes.

Exigimos que no se cierren camas, ni servicios, que se garantice la sustitución de todas las bajas, vacaciones y permisos y que se escuche, de una vez por todas, a quienes hacen posible cada día la asistencia sanitaria.

Nos negamos a aceptar que cada verano tengamos que ver la misma película.