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Tener perro motiva a hacer más ejercicio

Un estudio publicado por la prestigiosa publicación Journal of Epidemiology and Community Health analiza la relación entre tener perro en casa y hacer más o menor ejercicio cuando se es mayor

Las personas mayores que tienen perro en su casa hacen más ejercicio, con los beneficios que su práctica de forma habitual conlleva para su salud y calidad de vida. Así lo concluye un estudio publicado por la prestigiosa publicación Journal of Epidemiology and Community Health.

Un grupo de investigadores británicos, expertos en salud pública y ejercicio, destacan en la introducción del estudio el grave problema que implica el sedentarismo a edades elevadas.

"Sabemos que la actividad física disminuye a medida de que la gente envejece y este declinar es particularmente grande durante el invierno, cuando los días son cortos, fríos y húmedos, haciendo más difícil tener motivación para salir", relata Andy Jones, uno de los investigadores.

En el estudio participaron 3.123 personas, casi todos rondando los setenta años (aunque las edades fluctuaban entre los 49 años del menor y los 91 del mayor), y se constató que quienes tenían perro (un 18%) hacían más ejercicio los peores días del año que los que llegaban a practicar los que vivían sin can en verano con temperaturas suaves. Sus movimientos fueron registrados por un acelerómetro.

Jones, del departamento de Salud de la Población y Atención Primaria de la Facultad de Medicina de Norwich, afirma que “quienes paseaban a su perro eran mucho más activos y pasaban menos tiempo sentados frente a los que no tenían can. Esperábamos eso, pero cuando observamos la cantidad de actividad que los participantes realizaban cada día teniendo en cuenta las variaciones climatológicas, realmente nos sorprendió mucho la gran diferencia entre quienes tenían perro y el resto de los participantes en el estudio”.

El científico apunta que “en los días más cortos y los más fríos y húmedos, todos tendían a ser más sedentarios y pasaban más tiempo sentados, aunque a los que vivían con un perro les afectaba menos esas condiciones adversas: estos últimos eran más activos físicamente en los días más duros que los que no tenían perro en las jornadas veraniegas soleadas y cálidas. Esa diferencia entre unos y otros fue mucho más importante de la que solemos encontrar en intervenciones como las sesiones de actividad física en grupo, que son usadas habitualmente para ayudar a la gente a permanecer activa”.

Mayor paseando perro